Me llama mucho la atención esta
afirmación de Fernando García de Cortazar: “La historia de la humanidad es el
relato de la lucha social por dominar la naturaleza, en la que unos han sido
más aventajados que otros. Esta distorsión ha introducido en la sociedad humana
el concepto de dominio sobre lo natural, pero también ha provocado el dramático
factor de las desigualdades artificiales. El empeño por corregirlas que el
“homo sapiens”, es decir, el hombre racional, ha asumido como propio desde que
es consciente de su malignidad, constituye el gran motor de nuestra
civilización. Lograrlo es todavía la esperanza del tiempo presente”.
Es decir que el hombre, cuando se da cuenta de su malignidad, “desde que es consciente” de
ella, convierte esta toma de conciencia en el motor para combatir lo que genera:
“desigualdades artificiales”. Pero el problema
es el de siempre, pues como él mismo dice, “esta corrección no goza de
unanimidad social”, pues cada cual tiene su propia receta, que encubre, como no
podía ser menos, intereses propios. Se
da incluso a nivel individual, pues cada cual va a lo suyo, nos soportamos cada
vez menos, reaccionamos agriamente ante la menor contrariedad, nos sentimos
estafados, engañados, burlados, ya no confiamos en nadie, ni siquiera en tus
propios hermanos, que también van a lo suyo y se aprovechan de su posición para
engañarte, ni en tu madre, que no deja de decirte lo mucho que te quiere cuando
tú sabes que no te ha querido nunca.
Así que nuestro destino es claramente
oscuro, pues nos ahogaremos todos en nuestro propio odio cuando ya no sepamos
dar respuesta a nuestras necesidades y tengamos que dar individualmente
la nuestra propia a nuestras necesidades. Es lo que está
pasando ya con los últimos ataques terroristas, con el movimiento de
indignados, con el movimiento anti desahucios, con los escraches, el SAT (Sindicato
Andaluz de Trabajadores), el alcalde de Marinaleda, el desafío soberanista de
los nacionalistas catalanes…, y a nivel internacional ahí tenemos a Venezuela,
a Bolivia, a Ecuador, a Argentina… Que han visto claro que su gran vecino del
norte se comporta más como enemigo que como amigo. Y en el mundo musulmán, que antes
no se movía ni una hoja, ahora han surgido movimientos que están hartos de
tiranías. Y todo por falta de respuestas
de quien debe darlas y no solo no las da, sino que las obstaculiza porque han
perdido de vista el interés general y solo han pensado en el suyo particular. Todos, pues, recuerren a la agitación como forma de dar respuesta a sus necesidades. Lleva, pues, razón, García Cortazar: estamos condenados a la desaparición si no sabemos encontrar el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario