viernes, 27 de diciembre de 2019

EL TEMA DE LA NAVIDAD



Hoy me voy a extender un poco, literariamente hablando, sobre el tema de la Navidad.
¿Cuál es el tema de la Navidad? A veces ocurre que uno quiere escribir algo y a tu cabeza solo acuden ideas confusas y difusas que se entrecruzan entre sí, como si las envolviera una niebla fría e impenetrable. Para aclararse un poco y abrirse paso entre la espesura, piensa en los temas de todos los tiempos que han inspirado a los grandes y a los pequeños escritores, y te topas con los mismos de toda la vida: la vida, la muerte, el amor, el odio, el paso del tiempo, los viajes, la avaricia, la hipocresía, la envidia, la traición, la soberbia, la inocencia…
Antes de llegar a tu destino le das un repaso al tema de tu propia vida. ¿Cuál es el tema de mi vida? ¿Qué tema ha desarrollado uno a lo largo de su vida que destaque sobre otros? ¿El amor? ¿El odio?¿El egoísmo? ¿La generosidad? ¿La soberbia?... ¿El pesimismo? ¿El optimismo? ¿Lo apolíneo? ¿Lo dionisiaco?...
Y así, avanzando en la oscuridad en busca de la luz, te preguntas ¿cuál es el tema que predomina en la vida? Y aquí, para ver luz acude uno a las grandes obras de la literatura. Por ejemplo a «La Celestina», una de las obras cumbre de la literatura española y universal, y a «El Quijote», que supera a la anterior en universalidad y riqueza. En la primera nos topamos con la codicia, la lujuria, la astucia, la traición, el amor, la muerte… Sin embargo es una historia de amor.
Y si nos centramos en «El Quijote» vemos algo insólito: que el insigne caballero lucha contra todo esos vicios que se manifiestan en la obra de Alejandro Rojas. Y para hacerlo se engaña a sí mismo, sublime actitud plenamente justificada pues de lo que se trata es de luchar contra la injusticia y ayudar a los débiles y menesterosos, cosa que solo puede hacer un caballero que, como es preceptivo, necesita tener su dama, la sin par Dulcinea, que es una simple campesina pero que él la tiene por princesa y bella entre las bellas. No duda en enfrentarse a los molinos, que para él son gigantes, aunque muerda el polvo en tan desigual batalla. Y para reafirmarse a sí mismo la bacía de barbero es para él yelmo de Mambrino, que torna invencible a quien lo lleva… Puede decirse, pues, que don Quijote es un idealista, lo demuestra en todos sus actos, sobre todo cuando, por amor a la libertad y a la justicia, libera a los galeotes y estos, en agradecimiento, le dan una paliza que lo dejan malparado. En resumen ¿cuál es el tema de El Quijote? La lucha del hombre por hacer realidad sus sueños.
Fijaos. Don Quijote se engañaba a sí mismo, pero denuncia las injusticias del mundo y lucha por acabar con ellas desde la integridad propia de un caballero. Sin embargo, ¿no se engañaba también a si mismo Calisto en su alocado deseo por conseguir los favores de su amada Melibea sin respetar principio alguno? ¿Y qué consiguió con ello? Dejar un rastro de muerte que le alcanzó a él mismo. Sin embargo, Don Quijote dejó un rastro de vida por donde pasó. Y admiramos en él su maravillosa locura. No así a Calisto, que se dejó llevar de su egoísmo por satisfacer su pasión desencadenando con ello la tragedia. Don Quijote llevó su pasión por ayudar a los demás y combatir la injustica a perjudicarse a sí mismo, luchó por un mundo mejor; Calisto solo luchó por satisfacer su lujuria arrastrando a la muerte a quien participó de su locura. En El Quijote vemos generosidad, en La Celestina, todo lo contrario. Aunque en ambas late la visión pesimista del mundo.
Pero lo que se pone de manifiesto es que, guiados por la generosidad o por el egoísmo, nos engañamos a nosotros mismos. Pero también se evidencia que, incluso en esto de engañarse a uno mismo, no es igual hacerlo desde el egoísmo que guiado por la generosidad. El egoísmo es muerte; la generosidad es vida.
Así que la cosa está clara. Si tuviéramos que destacar el tema predominante de la Navidad la palabra que nos viene a las mientes es la generosidad, ese concepto opuesto al egoísmo que acompaña al amor, capaz de vencer a la muerte. Aunque nos engañemos y luego descubramos que detrás está el egoísmo, pero detrás, no delante de la generosidad. Es lo que diferencia al personaje de Calisto de El Quijote.
¿Quién que sea generoso se atreve a decir que odia la Navidad?
Pues disfrutad de la Navidad, época de aguinaldos, de regalos, de DAR.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

VIVA LA NAVIDAD

Anoche, como cada Nochebuena, cenamos en familia. Existen ya muy pocas cosas que permanezcan inalterables a lo largo del tiempo, a lo largo de los siglos, como la Nochebuena. Incluso ya la familia no es la misma familia de hace tan solo medio siglo, pero sigue siendo la familia, ese reducto humano en el que se fragua la historia del mundo y que es su fiel reflejo.

No es baladí que una de esas pocas cosas que permanecen inalterables sea la Nochebuena y el espíritu que la hace una noche única, a la que a veces, algún año, de vez en cuando, se suma un nuevo miembro, acontecimiento que todos saludamos con alborozo y esperanza, pues supone seguir manteniendo la fe en el futuro y en el reencuentro de cada año que nos vale para renovar deseos e ilusiones, aunque ya los años maticen nuestros anhelos. Por eso la Navidad es, sin duda, la fiesta de y para los niños, es su fiesta.
Sin embargo cada vez hay menos niños, la alegría de la Navidad, algo que debiera hacernos reflexionar. ¿Qué hacen los dirigentes de esta sociedad que no fomentan el nacimiento de más niños en lugar de pelearse entre ellos?
Anoche, mi nieta, 14 meses, vivió su segunda Navidad. Y como no podía ser menos, fue el centro de atención de todos, y es que a los mayores nos gusta ver felices a los niños, y ella lo fue anoche, ya lo creo. Y todos lo fuimos de verla a ella.


¿Que la Navidad puede llegar a ser pesada? Puede, pero ¿y qué? Más pesado e insufrible es Torra y lo aguantamos. El espíritu de la Navidad puede con todo.


Lo que quiero deciros es que la Navidad, guste o no guste, se ame o se odie, aterrorice o ilusione, fastidie o alegre no deja a nadie indiferente, es la fiesta de las fiestas, nuestra fiesta, la fiesta de nuestros hijos, la fiesta de nuestros nietos. ¡Viva la Navidad!

miércoles, 18 de diciembre de 2019

EL PASO DEL TIEMPO











   A veces uno percibe la inefable inquietud del paso del tiempo como una herida, con dolor y tristeza. Es una inquietud que te advierte, no tanto de lo que has perdido, como lo que no has sabido ganar,  etérea, inconcreta, como cuando crees que has olvidado algo que debías hacer y no sabes qué. 

  O de pérdida, no de lo que sabes que has perdido, sino de aquello indefinible que no nos muestra su cara, como si de pronto te asaltara  la sensación de que has  dejado atrás algo importante que deberías haber tenido en cuenta, o que deberías haber hecho, algo que tal vez podría haber dado un vuelco a tu vida si lo hubieras pensado mejor.  Cosas que viviste en su momento, o te dijeron, o supiste y no les prestaste la atención debida. Y que de habérsela prestado tal vez las cosas hubieran sido de otra manera. Solo sabes que, sea lo que sea, lo sepas o no, ya es irremediable. 

   Tal vez se deba a las fechas que se acercan, que tienen la virtud de retrotraerte al pasado y recordar todo lo que, con el paso de la vida, has perdido o no has sabido ganar por falta de valor o de iniciativa. O por tener la mente en otro sitio, o por desconfianza en ti o en los demás. 

Seguramente sea bueno recordarlo porque cuando todo lo que has perdido ya es pasado, al menos constatas que te queda el futuro para poder recuperarlo. Y si ya es irrecuperable,  proponerte ganar otras cosas que llenen el vacío de las que perdiste. Resignarte, aceptar tu suerte sin más, no es lo que tú esperabas de ti ni lo que esperaban los que confiaban en ti.  


   Es como el que lleva años tratando de dejar de fumar. Si por fin lo deja el dinero gastado no lo va a recuperar, pero podrá recuperar dos cosas: su salud y el dinero que a partir de ese día no se va gastar. 

   Que tengáis una Feliz Navidad. 




jueves, 12 de diciembre de 2019

COMO AMANECE







No corras, amor,
si la vida nunca corre,
tiene su ritmo acompasado
al tiempo.

Ámame despacio,
como si fueras el dueño
del tiempo,
mídelo en milenios
y que se deshaga entre tus manos
sobre mi cuerpo.

Haz que sienta lo eterno,
haz que la vida se detenga,
que tu sonrisa no tenga fin
y yo no deje de verla.

Despacio, intensamente,
como llega la noche,
como saben tus besos
como amanece.

domingo, 1 de diciembre de 2019

LEYENDAS DE PASIÓN







Anoche estuve viendo la película "Leyendas de pasión", protagonizada por actores de reconocida solvencia como Brad Pitt, Anthony Hopkins, Aidan Quinn, Julia Ormond..., que ha pasado más bien desapercibida para el gran público, siendo como es una grandísima cinta. Tal vez fuera el título original el que escondió su grandeza, pues traducido sería "Leyendas de la cascada", un título ridículo.
En esencia,la película narra las vicisitudes de una familia en el periodo comprendido entre el inicio de la 1ª Guerra Mundial y los años 30. La familia está compuesta por el padre ( Anthony Hopkins) y tres hermanos (Brad Pitt, Aidan Quinn y Henry Thomas), Tristán, Alfred y Samuel respectivamente. Y un quinto personaje esencial en la película, la novia de Samuel (el menor de los hermanos), Susana, interpretada por Julia Ormond, de la que los dos hermanos de Samuel se enamoran, pero ella se enamora de Tristán. Fue cuando Samuel muere en la Guerra cuando cambia todo, lo trastoca todo en la familia. Pero a pesar de que Tristán y Susana están enamorados el uno del otro, finalmente ella se casa con Alfred, que se culpa por la muerte de su hermano Samuel y reniega de Dios y de todo.
Me he entretenido en contaros todo esto porque me interesa destacar que, a pesar de que el hermano mayor, Alfred, lleva una vida ordenada, el favorito de la familia es Tristán, que es todo lo contrario, es impulsivo, apasionado, no respeta normas ni divinas ni humanas... Y hay una escena, ya casi al final de la película, en la que Alfred, con gran amargura, le dice a su hermano Tristán: "Siempre he respetado las leyes divinas y humanas, sin embargo tú nos has respetado ninguna. Aun así, siempre has sido más amado que yo por mamá, por papa y por Samuel, incluso por mi mujer".
Es impactante la crudeza con que el hermano mayor le confiesa al hermano menor su amargura por no ser merecedor del amor de su familia, ni siquiera del de su mujer, a pesar de haber respetado las leyes divinas y las humanas. Confesión que, finalmente, le hace reflexionar y cambia su vida.
Si tenéis oportunidad de verla, no os la perdáis.
Feliz domingo. el primero del último.