miércoles, 21 de junio de 2017

REYES









  

       Había una vez un rey que era muy alto, más alto que Pau Gasol, y era fama que durante su reinado, que se prolongaba  ya la friolera de treinta años, ningún otro rey del mundo conocido quería visitarlo,  ni tampoco invitarlo, pues se sentían pequeños ante él, sentimiento de inferioridad que en modo alguno puede permitirse un rey.


  Y como todo tiene su contrario, en otro reino lejano, del que este rey no tenía noticia,  había otro rey que era muy pequeño, más pequeño que Dani de Vito, y era fama que durante su largo reinado no aceptaba invitaciones de ningún otro rey ni las cursaba, pues ningún rey era más pequeño que él.  Y si algo no puede permitirse un rey es ser pequeño,  mucho menos experimentarlo.

    Y hete aquí que ambos reyes tenían  hijos e hijas cuya estatura concordaba con la de  sus respectivos regios progenitores. Enterados ambos monarcas de tan curiosa circunstancia  acordaron, tras largas negociaciones a través de sus enviados, casarlos entre sí con la esperanza de que sus descendientes tuvieran la media de sus estaturas, solucionando así el problema de incomunicación que postraba a sus reinos, pues estaban al margen de las  grandes decisiones de los demás dominios.  

    Sin embargo,  por mentira que parezca,  la múltiple boda no pudo finalmente celebrarse, pues  el rey chico se negó  a que se celebrara en el reino del rey alto, y este de ninguna manera estaba dispuesto a  consentir que el enlace  se celebrara en otro reino que no fuera el suyo. El primero, porque no quería pasar por la humillación de estar permanentemente mirando hacia arriba y que lo deslumbrara el sol, y el segundo porque tampoco estaba dispuesto a mirar a su colega desde abajo, pues había sabido que el rey chico había preparado un trono más alto que el rey grande para que este se viera obligado a levantar la vista para mirarlo,  y  además, asistiría a la boda encaramado en unas andas para estar siempre a la altura del rey alto.

   Total,  que el acuerdo de casar a sus respectivos hijos e hijas hubo de ser  cancelado por una cuestión de altura, de lo cual se hicieron eco las respectivas gacetas de ambos reinos, ninguna de las cuales dijo la verdad, pues mientras la del rey chico aseguraba que la cancelación se debía a la poca altura de miras del rey alto,  la de este último informaba que se debía a la escasa estatura como rey del rey chico. 

   La cosa pintaba mal, pues la posibilidad de una cruenta guerra entre ambos reinos se perfilaba en el horizonte con tintes de luto, como los sombríos nubarrones que anuncian tormenta. Y así habría sido de no ser porque las  hijas del rey chico se habían ilusionado con verse casadas  con sus respectivos partenaires del rey grande, de los que sabían,  por el enviado  de su padre,  que eran altos y apuestos, y muy simpáticos, un verdadero sueño para las dos. De manera que salvando todas las barreras, tras haberlo decidido entre ellas en el mayor de los secretos secretísimos, salieron una oscura noche de palacio a uña de caballo y se personaron en el   palacio del rey alto tres días después, de  madrugada, y sin cortarse un pelo pidieron  audiencia aun a costa de ser colgadas por importunar al rey a tales horas.  

     Ahora bien,  debieron de traer bien aprendida la lección y efectuar  su presentación en la corte como mandan los cánones regios,  pues el rey las acogió de buen grado y estuvo de acuerdo en satisfacer sus deseos matrimoniales, frotándose las manos de gusto, pues ahora obligaría al enano de su colega a venir a su reino.

   Cuando  el rey chico supo de la huida de sus  herederas montó en cólera y empezó a dar saltos, es decir, saltitos sobre el trono, y juró por todos sus ascendientes vivos y muertos que a lo máximo a que podrían aspirar a regir sus hijas a partir de ese día  era una tienda de ultramarinos.  

  No opinaba igual el rey alto, el cual, a través de un correo, le envío una carta en la que le  comunicaba que la reina y él habían acordado cumplimentar los deseos de sus hijos, de los suyos y de las de él, de querer casarse, y que el enlace tendría lugar la semana siguiente, coincidiendo con el aniversario de  su coronación, por tanto,  si quería a sus hijas y conservar su reino lo mejor que podía hacer era  asistir a la real boda, de lo contrario se quedaría sin descendencia para sucederle y su reino caería en manos  de su hermano, conocido en todos los serrallos del reino, circunstancia que sería aprovechada por los partidarios de la república para pasarlo por la guillotina e instaurar la república.  

  Los pelos de punta, así fue como se le puso al rey chico su bosque piloso cuando leyó la carta. Ante lo cual dispuso que  se preparara todo lo necesario para la partida sin demora.

   La nutrida comitiva real se personó en el alejado reino un día antes de la boda. Iba el rey encaramado a lomos de un elefante africano, con la concebida idea de no tener que levantar la vista cuando saludara a su igual. El rey alto recibió a la comitiva real con todos los honores a lomos de otro elefante, pero el rey chico no quiso bajarse del suyo hasta que el rey alto no hiciera lo propio y se sentara.

   Así hubieran estado discutiendo hasta el día del Juicio de no ser porque la reina, la consorte del rey chico que lo acompañaba en la grupa del proboscídeo, tenía necesidad imperiosa de ir al excusado, y así se lo manifestó a su regio esposo. “Querido, si no quieres que rompa aguas menores encima del elefante y este se encabrite y nos mande al foso, os ruego  me ayudéis a hacerlo a mí”.

   Y así fue como, gracias a una perentoria necesidad biológica humana, aunque real, ambos reyes se bajaron de sus respectivas monturas y se dieron una abrazo después de saludarse cordialmente, aunque hay que decir, en honor a la verdad, que el rey alto realizó esfuerzos sobrehumanos por no reírse, y que el rey chico se contuvo las ganas de darle una patada en las espinillas a su futuro consuegro.  Todo por la felicidad de sus hijos y el bien del reino, claro. 

1 comentario:

  1. Deliciosa historia. Hasta aquí llega la estupidez humana jajaja. Saludos

    http://xderosa.blogspot.com.es/

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