Estos días atrás ha levantado una gran polvareda el anuncio de que
Amancio Ortega, el dueño de Inditex, iba
a donar a la Administración Pública, es decir, al Estado, 320 millones de euros
para la adquisición de equipos de diagnóstico contra el cáncer de última
generación. Esta donación no es la primera que hace este
exitoso empresario, pues con anterioridad ha donado diversas cantidades a las
CCAA para el mismo u otros fines.
A mí particularmente me ha
llamado la atención que Podemos, este partido surgido de la indignación
ciudadana por la torpeza de los partidos
tradicionales, más atentos a enriquecerse que a gobernar, no parece sino que es el portador de las
esencias éticas y morales de la sociedad desde entonces, y como no podía ser
menos ha pedido que se rechace la donación, pues, ha venido a decir, es una
humillación para el Estado que un particular financie las necesidades de la
Administración en el ámbito de la sanidad, que lo que tiene que hacer el donante
es pagar sus impuestos, como dando a entender que no los paga, y que sea el
Estado el que determine cuáles son las necesidades sanitarias del país, lo cual
ha tenido la respuesta a la contra de otros partidos y asociaciones y
personalidades que sí están de acuerdo con la donación y la apoyan.
Yo, un simple particular, voy
a atreverme a opinar sobre esta
polémica donación, y lo
primero que voy a decir es que su
rechazo por parte de Podemos y las organizaciones que lo apoyan es ideológica,
de eso no hay duda, pues la donación es de tradición liberal, católica y
conservadora y se lleva a cabo en muy diversos ámbitos, cosa que no ocurre en
los regímenes comunistas, donde el Estado controla y planifica la economía y
asigna sus recursos a cada actividad y ámbito de actuación. Pero ya sabemos por experiencia histórica que
la economía planificada no ha funcionado
debido a su rigidez, pues está basada
en el control estatal de todas las actividades económicas y de los medios de
producción, lo que supone mantener una estructura administrativa burocratizada de proporciones mastodónticas, organizada de
forma vertical y piramidal, hermética a
cualquier modernización o cambio, lo que
finalmente lleva al colapso, que es lo
que ha pasado en la Unión Soviética.
Esto no quiere decir que el sistema de libre mercado que ha adoptado el
capitalismo es la solución, pues es un
sistema perverso basado en el consumismo que está acabando con los recursos del
planeta y con la dignidad humana, pues su funcionamiento se basa en el lucro
personal, que es como alimentar el egoísmo humano, que prima al que dispone de capital y al que carece de
escrúpulos para obtenerlo, y el que no dispone
de él tiene que pedir, y si no tiene lo roba, o se corrompe, o se vende, o trafica
con drogas, o con armas, o forman grupos mafiosos para delinquir, o bandas
criminales organizadas para el delito. Es
lo más parecido a la ley de la selva. Aun así el capitalismo funciona, ha generado mayor bienestar social que el
comunismo, ha desarrollado un sistema de derechos y libertades que el comunismo ni ha intentado, y la intervención estatal en la economía ha
corregido razonablemente las perversiones del libre mercado.
¿Qué sucede? Que los que aún creen que el
comunismo es una buena manera de organizar la sociedad política, social y económicamente pese a su fracaso no admiten
que el capitalismo sea mejor sistema, pues son sus víctimas –todos los sistemas
las tienen- por tanto atacarán todas sus manifestaciones, y una de ellas es la donación,
pues saben que solo los ricos puede donar, con sus donaciones fortalecen el
estado de derecho que ellos odian y quieren destruir y porque las donaciones son
de derechas. Y estando ellos en contra del liberalismo y de la Iglesia y de los
ricos no van a alabar sus gestos altruistas, pues les quitaría votos y
credibilidad.
De todas formas no todo es bueno en las donaciones, nada en lo que interviene el dinero es inocente, es, digamos, de entre
lo malo, lo mejor. Ortega lava su cara, se crea una imagen, puede deducirse el
40 % de su donación, se hace publicidad gratuita, no lo da para lo que necesite
la administración, lo da para comprar equipos de diagnóstico contra el cáncer
sin saber si esa es la necesidad más perentoria o hay otras, luego cabe pensar
que a él le interesa que se destinen a eso, ¿por qué? No lo sabemos. Dicen que porque él
superó un cáncer por disponer de medios y quiere que el Estado disponga de esos
medios para los más necesitados.
Por tanto, pese a sus
inconvenientes, rechazar de plano la
donación no es razonable, pues no solo puede salvar vidas, sino que su rechazo,
como he dicho antes, no es racional, sino ideológico, y si hay algo que margine
de manera flagrante a la razón es la ideología. En esta vida nada es puro ni prístino, todo
tiene sus impurezas, por tanto lo que debemos hacer es analizar si el hecho
beneficia más que perjudica. Y en este caso beneficia. Esto es lo que
verdaderamente importa, no si la donación es interesada o no, pues en esta vida
ni siquiera el amor es puro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario