Sin ánimo de ofender, antes bien de servir a la verdad, usted y sus
compadres deben saber algo que no pueden ignorar: los españoles no concebimos una España sin
Cataluña. Primero porque España sin ella sería muy poca cosa, y segundo, porque
Cataluña sin España se quedaría huérfana.
Romper los lazos históricos que durante siglos nos ha mantenido unidos
sería una desgracia irreparable que depararía un sufrimiento insoportable para
todos, generaría un odio profundo de unos contra otros que degeneraría en
rencor y se echaría a perder todo lo que hemos conseguido juntos, todo lo que
hemos aprendido unos de otros, todo lo que podríamos seguir haciendo unidos,
todo lo que podríamos conseguir y todo
lo que se espera de una convivencia de intercambios mutuos, fructífera y en
paz. Y eso, ni los españoles ni los
catalanes biennacidos, lo queremos. Lo de «biennacidos» solo va referido a
aquellos que han nacido sin odiar a España, que son los más, gracias a Dios.
Si al menos dijeran usted y sus compadres la verdad y fueran ustedes honestos, que en lugar de odio y menosprecio hacia lo
español, en lugar de falsear la historia
y manipular la voluntad de los catalanes trataran de hacernos comprender, desde
la amistad y el respeto, las ventajas que
para la convivencia tendría la celebración de ese referéndum que exigen, tal vez
podríamos entendernos, pero desde la forma en que usted y sus compadres lo
están haciendo, desafiando al Estado y a sus instituciones, dando a entender con su cerrada actitud que a
ustedes les importa un pimiento que España se vaya a la mierda con tal de
salirse con la suya, como si nuestras razones
les trajeran al fresco exigiendo un derecho que no les corresponde, no esperen que los comprendamos ni sintamos
por usted y sus compadres ninguna simpatía. Esas no son maneras. Ustedes
quieren separase porque han interpretado la historia a su manera, se han creído
su propia mentira y sobre esa base aseguran tener identidad propia,
incompatible con la española, a la que menosprecian.
¿Usted ha pensado, señor Más, lo que supondría reconocerles a los ciudadanos de Cataluña un derecho cuyo
ejercicio supondría negárselo al resto de ciudadanos españoles? Seguro que sí lo ha pensado, y seguro que
también se ha dicho que si ese derecho les fuera reconocido al resto de
españoles Cataluña tendría que renunciar a ese sueño que ustedes alimentan de ser
un estado independiente, por eso insisten
ustedes en el “derecho a decidir de los pueblos” al que alude la Carta
de la ONU como si Cataluña fuese un país colonizado y estuviesen ustedes
oprimidos, cuando en realidad tienen una autonomía política y un desarrollo
cultural, social y económico propio de un Estado. ¿Tendría usted el cinismo de
mantener ante la Corte Internacional de Justicia que España es una potencia
extranjera que está oprimiendo a Cataluña? No creo que llegara usted a tanto,
pues en primer lugar Cataluña nunca ha sido un Estado. Pero eso tampoco les
importa demasiado, lo importante es que los catalanes han expresado su voluntad
de serlo. Eso es verdad, mire usted, pero en un contexto de falsedad y de mentira,
de falsificación de la historia y del incumplimiento de las leyes, ahí están
las sentencias del TS que ustedes no respetan. Qué le parecería si, lo mismo que ustedes
reivindican un referéndum para conocer
la voluntad de los catalanes sobre si quieren o no separarse de España,
nosotros también lo reivindicáramos para
saber si los españoles quieren o no separarse de Cataluña? ¿Por qué no tratan ustedes de convencernos de
que deberíamos votar a favor de la independencia de Cataluña sobre la base
histórica de que han sido oprimidos, esquilmados y aplastados por Madrid? Pero
claro, con la verdad, no con las mentiras que ustedes le cuentan a los niños
catalanes para que crezcan odiando a España.
Las leyes les reconocen su derecho a no sentirse españoles y a
proclamarlo en sus arengas ideológicas, en sus programas o donde quieran, lo
mismo que le reconocen una serie de derechos que muy pocos tienen en igualdad
de condiciones a las suyas, por tanto si las leyes han hecho posible todo eso y
le han permitido llegar hasta aquí, si
quieren seguir ustedes conservando tales
derechos tienen que respetar las
leyes que se los reconocen. Es así. ¿O
no? Y que si no las respetan perderán
esos derechos. Por tanto, la única vía que les queda es la de actuar fuera del
Derecho para conseguir la independencia, la vía arbetzale. Pero esta vía no es
la suya, señor Mas, usted es un burgués que se hizo nacionalista por interés.
Pero claro, a estas alturas del partido tienen que seguir adelante con
su reto al Estado, hasta conseguir lo que buscan, y de camino agitar sus consignas separatistas
para hacerle daño a la imagen de España y
presentarla como la causa de
todos los males de Cataluña. Una jugada maestra. Por eso niegan que una
Cataluña independiente no tendría cabida en Europa, ustedes lo saben, pero lo
niegan porque no les interesa que esa idea cale entre en electorado catalán. Lo
mismo que niegan que sería una ruina total. Ustedes ocultan la verdad, señor
Más.
Imagino que ya estarán preparando la próxima convocatoria de elecciones plebiscitarias, pues saben que el
Congreso de los Diputados le negarán la transferencia legal para convocar
referéndums. Bueno, están en su derecho,
pero cuidado porque puede estrellarse, porque una vez celebradas ¿qué? ¿Qué
espera, que sí las ganan usted y sus compadres por un amplio porcentaje estarán legitimados
para declarar la independencia unilateralmente?
En ese caso se habrán situado al margen del Derecho y el Estado actuará
en consecuencia. ¿Es consciente de lo que ello puede provocar? ¿Es eso lo que
quiere usted para Cataluña con tal de hacerle daño a España?
Imagino que estará jugando, o tratando de jugar, sus cartas para obligar
al Estado a negociar con usted y que, pase lo que pase, usted ganaría, pues en
última instancia tiene ese as en la manga, la de amenazar con declarar
unilateralmente la independencia que provocaría el caos, lo cual, mire usted,
no me extrañaría, pues a ustedes los separatistas les mueve el corazón, no la razón. Y ya sabe usted adónde lleva
dejarse arrastrar por los sentimientos presididos por el odio. Pero seguro que no llegan a eso, siempre que
le den lo que no le dieron cuando pidió autonomía fiscal, para lo cual habrá
que reformar la Constitución, otra cosa que usted y sus compadres quieren, pero
no piden, pues sería contradictorio, ¿no? Sin embargo les interesa, pues podrán
presionar para que favorezca sus
intereses.
Y todo esto, fíjese, porque no podían asumir por las buenas la nefasta
gestión política y económica que usted y sus compadres habían llevado a cabo,
que desembocó en una crisis económica que lo obligó a recortar el gasto y pedir
auxilio al Estado para hacer frente a sus obligaciones de caja, y se sacaron de
la manga eso de “España nos roba” para justificar que se habían gastado los
dineros en lo que no debían, una falacia más de las muchas que se sacan de la
manga para desprestigiar la marca y despertar la animadversión contra ella,
pues imagino que habrá caído usted en su propia contradicción al decir “España
nos roba”, ¿pues cómo puede España robarse a sí misma? Es más bien al
contrario, señor Mas, son ustedes los que roban y se llevan el dinero a Suiza.
No creo que deba recordarle cuando llamó usted a Zapatero para que le echara
una mano en relación a la investigación y posterior proceso de las cuentas en Liechtenstein
y en Suiza de su padre de las que usted era beneficiario, de las que, por
cierto, nunca aclaró el origen de ese dinero, o sus relaciones con Prenafreta y
Macía Alavedra, condenados por tráfico de influencias, a quienes usted apoyó y
que luego, al salir de la cárcel, le agradecieron. O sus relaciones con los
Pujol, envueltos en continuos escándalos financieros, el último de los cuales
fue el caso Palau y hace poco el de las ITV en el que estaba implicado Oriol
Pujol, el Secretario General de su partido, que se vio obligado a dimitir, y el
Secretario de su Gobierno, Germá Gordó. O las ayudas que usted concede a
empresas donde trabajan familiares suyos, por ejemplo la fundación donde
trabaja su esposa que, fíjese qué
casualidad, antes no recibían ni un euro. En fin, para qué seguir. Es usted un mentiroso, señor Más. Usted no
desea la independencia para Cataluña porque
sabe que nacería arruinada, tendría que salir de Europa y no la
reconocería nadie, usted lo que pretende conseguir son prebendas, léase
beneficios fiscales, como por ejemplo agencia tributaria propia, esto fue
precisamente lo que pidió y como no es posible concedérselo porque le ley no lo
permite, ha armado usted, con los compadres de usted, este zafarrancho
separatista. Si al final ya ve, todo es cuestión de lo de siempre: de dineros, del
vil metal, de “la pela es la pela”, de alguna manera tenía que justificarse
usted por haber llevado a Cataluña a la quiebra. Como a todas las empresas por
las que ha pasado.
Le diré una cosa, el camino que ha elegido usted no lo lleva a ninguna
parte, será su tumba política. Usted,
permítame que se lo diga, no tiene derecho a hacer lo que está haciendo, su
obligación principal como responsable de su Comunidad es gestionar lo mejor
posible los recursos que el Estado pone a su disposición, eso es lo que esperan
los ciudadanos de usted, pero en lugar de eso ha malgastado tales recursos y se
ha embarcado en una aventura que lo
distrae de sus obligaciones institucionales. Déjese de sueños que más
que sueños son ensoñaciones y céntrese en lo suyo, en la gobernanza de su
Comunidad, y deje los sueños para los ciudadanos de a pie, esos que esperan de
usted que les facilite la vida, no que se la complique. Y dígaselo también a sus compadres. Se harán
y nos harán un favor. Míreselo señor Mas, míreselo, no se puede ir por ahí
hablando de la vida de los demás cuando la propia tiene tanto que desear.
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