Es negro, piel de cocodrilo escama fina, valioso, discreto, asas largas, elegantes y delicadas, como mis
manos. De tamaño generoso, para que quepan
en él todo tipo de secretos, tanto propios como ajenos, sobre todo inconfesables, con candado y herrajes de oro. Su interior, como yo, con muchos apartados disimulados con cremallera y uno grande
central, para las bagatelas. Me pone llevar los secretos colgados del brazo, descarga psicológicamente, alivia la angustia
y distrae del estrés. Es como si todo lo sucio de tu vida no fuera tuyo, sino
de otros. Y como la gente solo se fija en lo externo me envidian. Nadie imagina
que no soy yo quien lleva el bolso sino el bolso quien me lleva a mí.
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