viernes, 10 de enero de 2020

REBELDÍA









La rebeldía siempre es fascinante porque pone en cuestión el sistema establecido, lo que ha permitido a la humanidad avanzar, pero lleva implícita el caos.
Nos podemos rebelar contra Dios,pero la alternativa es el ateísmo, que viene a proponer que solo la razón humana existe, es en ella en la que hay que creer. ¿Y adónde nos ha llevado eso? A la destrucción del planeta, estamos acabando con los recursos y no hay manera de pararlo. Y si lo paramos nos hundimos.
Podemos rebelarnos contra el capitalismo, un sistema perverso como el hombre mismo, esclavo de la avaricia, pero la alternativa es el comunismo, un sistema más perverso aún y con efectos devastadores sobre el ser humano, que lo convierte en esclavo del poder.
Podemos rebelarnos contra la familia, un reducto en el que tus mismos padres pueden destrozarte la vida, pero es el único refugio donde puedes realizarte y recibir amor, el único al que puedes acudir en los momentos difíciles, ningún otro invento propuesto por el feminismo militante es válido.
Podemos rebelarnos contra la injusticia, en definitiva, pero nunca podremos acabar con ella. Es más , nadie nos garantiza que el nuevo sistema será mejor.
Hemos avanzado a base de rebeldía, pero no hemos solucionado ningún problema, Y nos encontramos con que no creemos en Dios, no creemos en el ateísmo, no creemos en el capitalismo ni creemos en el comunismo. No creemos ni en nosotros mismos. Somos una sociedad descreída sumergida en el individualismo y el relativismo moral que nos conduce al nihilismo. Ni siquiera creemos en lo evidente, en el cambio climático, que amenaza con acabar con la vida del planeta. Con esto es con lo que hay rebelarse, pero resulta que tenemos que dejar de consumir, dejar de crecer, dejar de competir, dejar de enriquecernos y conformarnos con poder alimentarnos decentemente todos los días. Y salir a las puertas de nuestras casas a charlar con los vecinos, y comer toda la familia alrededor de una sartén, y vivir de los frutos de la tierra como toda la vida de Dios, obedecer a menos que nuestras madres se quiten la zapatilla, y creer que cuando muramos tendremos una vida mejor... Y pasado el tiempo volver a rebelarnos y vuelta a empezar.
Muy buena la rebeldía, nos ha llevado de creer en Dios a no creer en nada. ¿Es que no hay nada más o es que es verdad que la estupidez humana es infinita?

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