viernes, 3 de enero de 2020

EN AGRADECIMIENTO AL SOL











Quiero recordaros, por si lo desconocíais o habeís olvidado, que la celebración de la Noche Vieja y el Año Nuevo proviene de la antigüedad más antigua, cuando los humanos vivían pendientes del sol, pues era el único que los alumbraba y los calentaba, y si desaparecía ellos serían los siguientes.  



   Todo empezó cuando observaron que en invierno los días eran cada vez más cortos, y se dijeron horrorizados: "el sol se va, nos deja", y les entró lo que hoy denominaríamos canguelo, es decir, que sintieron algo muy humano: miedo, el que nosotros tenemos hoy a que nos desahucien. 



  Pero pasado el solsticio de invierno detectaron, con la ilusión dibujada en sus toscos rostros, que los días se iban alargando, y cuando comprobaron que cada día la luz del sol se alargaba más, fue tal la alegría que sintieron que organizaron un fiestarrón que reírse vosotros de las hecatombes griegas. Y desde ese día lo celebraban cada año para agradecerle al sol que se quedara con ellos. ¡Qué menos! 



Los antiguos otra cosa no tendrían, pero eran muy agradecidos...






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