Supongo que tod@s sabréis que hoy existen en el mercado fregonas para
todos los gustos, incluso de colores, que en esto mira tú hemos avanzado un
buen trecho, que antes las mujeres se arrodillaban en el suelo con un cubo al
lado y un paño en ristre para fregar.
El invento es español, mira tú, que en esto hemos puesto nuestro granito de arena en la liberación de la mujer dignificando su trabajo y facilitando que el hombre también pueda tirar de fregona y limpiar la casa, pues no veo yo a un hombre arrodillado fregando suelos. Esto que digo no es ninguna tontería, aunque supongo que no faltará quien lo piense y, lo que es peor, lo diga, pues en esta vida con tal de no reconocer logros ajenos negamos la evidencia aunque hagamos el ridículo
El invento es español, mira tú, que en esto hemos puesto nuestro granito de arena en la liberación de la mujer dignificando su trabajo y facilitando que el hombre también pueda tirar de fregona y limpiar la casa, pues no veo yo a un hombre arrodillado fregando suelos. Esto que digo no es ninguna tontería, aunque supongo que no faltará quien lo piense y, lo que es peor, lo diga, pues en esta vida con tal de no reconocer logros ajenos negamos la evidencia aunque hagamos el ridículo
Pero a lo que iba. Mi mujer, que en lo tocante a fregonas y sus tipos es una experta, me manda a comprar una al
Mercadona, y me encarece que sea de “microfibra”,
fregona de microfibra, que no se te olvide. Pues vale. Llego al merca, me voy a la sección de
fregonas y demás utensilios domésticos y me encuentro con que allí hay un montón fregonas
de todas clases, tanto de microfibra como de tiras planas, de todos los
tamaños, colores y modelos. Me digo, la llamo y la consulto, pero me había
olvidado el móvil en casa, así que tengo que arriesgarme y elegir una, y elijo
la más grande, de color blanco, con tiras de microfibras de algodón, una
hermosura de fregona. Y me la llevo pensando en que he hecho una buena
elección.
Naranjas de la China, pues cuando mi mujer la ve lo primero que me dice “esta no es”, que me dejó perplejo. “¿Cómo que no es? Pero si es una fregona magnífica”. “Será todo lo magnífica que quieras, pero esta fregona no es de fibra, es de hebras". "¿De hebras? -pregunto sorprendido- Y cuál es la diferencia" Y mi mujer, experta en estos asuntos como digo, me dice: "La de hebra es es muy pesada, se utiliza para suelos duros como el marmol y el nuestro es de tarima, que necesita un tipo de fregona menos pesada, más absorbente y que humedezca menos”. “La madre que me parió –pensé yo para mí- lo ignorante que soy, oyes”.
Y tuve que ir de nuevo al Mercadona a por otra fregona, pues incluso entre ellas hay clases. A ver quién dice ahora que la fregona es una tontería.
Naranjas de la China, pues cuando mi mujer la ve lo primero que me dice “esta no es”, que me dejó perplejo. “¿Cómo que no es? Pero si es una fregona magnífica”. “Será todo lo magnífica que quieras, pero esta fregona no es de fibra, es de hebras". "¿De hebras? -pregunto sorprendido- Y cuál es la diferencia" Y mi mujer, experta en estos asuntos como digo, me dice: "La de hebra es es muy pesada, se utiliza para suelos duros como el marmol y el nuestro es de tarima, que necesita un tipo de fregona menos pesada, más absorbente y que humedezca menos”. “La madre que me parió –pensé yo para mí- lo ignorante que soy, oyes”.
Y tuve que ir de nuevo al Mercadona a por otra fregona, pues incluso entre ellas hay clases. A ver quién dice ahora que la fregona es una tontería.
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