Perdonad que últimamente no os haya hecho demasiado
felices incidiendo en cosas que, por su seriedad, alejan de nosotros la sonrisa,
no nos hacen en absoluto felices. Así que teniendo en cuenta que la vida es un
crematorio de sentimientos, la banalidad acude en nuestro auxilio para
compensar la tristeza que de ello se desprende. Un chiste, una anécdota, un
suceso hilarante protagonizado por alguien conocido…, nos alegra el día. Pues
permitid que yo os lo alegre contándoos lo que le sucedió a un amigo mío en una entrevista
de trabajo:
Me contó mi
amigo que el psicólogo comenzó a hacerle preguntas del siguiente pelaje:
— Usted está en una calle oscura y ve a lo lejos dos
faros viniendo en su dirección, ¿Usted qué piensa que es?
—Un coche –dice mi amigo.
—Un coche es muy poco, ¿Qué tipo de coche? ¿Un BMW, un Audi, un Volkswagen…?
—¿Y cómo lo voy a saber?
—Hummm..., -rezonga el psicólogo. Le voy a hacer otra pregunta:
—Usted está en la misma calle oscura y ve sólo un farol viniendo en su dirección, ¿qué es ?
—Un coche es muy poco, ¿Qué tipo de coche? ¿Un BMW, un Audi, un Volkswagen…?
—¿Y cómo lo voy a saber?
—Hummm..., -rezonga el psicólogo. Le voy a hacer otra pregunta:
—Usted está en la misma calle oscura y ve sólo un farol viniendo en su dirección, ¿qué es ?
—Una moto –dice sin dudar mi amigo.
—Si, pero ¿qué tipo de moto? ¿Una Yamaha, una Honda, una Suzuki ?
— Pero si es una calle oscura cómo lo voy a saber ? Mi amigo se estaba poniendo ya nervioso.
—Si, pero ¿qué tipo de moto? ¿Una Yamaha, una Honda, una Suzuki ?
— Pero si es una calle oscura cómo lo voy a saber ? Mi amigo se estaba poniendo ya nervioso.
—Hummm... –dice el psicólogo. Aquí va la última pregunta:
—En la misma calle oscura usted ve de nuevo un solo farol
pero más pequeño y percibe que viene más lento, ¿qué es?
—Una bicicleta.
— Si, pero ¿qué tipo de bicicleta?, ¿una BH, una Orbea, Mountan Bike…?
—Una bicicleta.
— Si, pero ¿qué tipo de bicicleta?, ¿una BH, una Orbea, Mountan Bike…?
—¡No puedo saberlo! –estalló mi amigo indignado.
— Lo siento, ha sido Vd. descalificado –le espeta el psicólogo sin más explicaciones. .
Entonces mi amigo, más cabreado que triste con el resultado, le dice al psicólogo:
—Vale, he sido descalificado, lo admito, pero el test me ha parecido muy interesante ¿Puedo hacerle una pregunta en la misma línea de razonamiento?
- Y el psicólogo, satisfecho, lo anima: ¡claro que puede!
—Ahí va: usted está a la caída de la tarde, casi ya de noche, en una calle mal iluminada. De pronto ve venir hacia usted a una mujer muy maquillada, con un vestido rojo muy corto, contoneándose y moviendo el bolso, ¿qué cree usted que es?
- Ah! - dice el psicólogo - una puta...
- Si, pero ¿qué puta? ¿Su hermana? ¿Su hija? ¿Su mujer? ¿O su puta madre?
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