miércoles, 7 de agosto de 2019

CARTA A PEDRO SÁNCHEZ









Querido Presidente: 

   Lo de querido no se lo tome usted al pie de la letra, es simple fórmula de cortesía, aunque  me gustaría que  no fuera así.  

   Empezaré por decirle que no me fío de usted. No me inspira usted confianza, no emana de usted ese carisma que, por ejemplo, si tenía su compañero de partido Felipe González, al que yo voté porque vi en él al hombre que transformaría España.  Luego me decepcionó, pero esa es otra historia. Lo importante es que él tenía un sentido de estado del que usted, a juzgar por sus hechos, carece. Cuando debería ser al revés, pues seguro que usted ha disfrutado de mayores oportunidades educativas que él y conoce la Historia de España mejor que él. De hecho su tesis doctoral es todo un prodigio de originalidad.

    Le escribo porque la situación por la que ahora mismo atraviesa España no es para tomárselo a broma,  y si debo juzgarla teniendo en cuenta su trayectoria no encuentro ningún motivo para el optimismo. Pensaba yo, ingenuo de mí,  que llevaría usted  a cabo una política de acercamiento y entendimiento con los partidos a los que preocupa, real y concienzudamente,  todo lo que está pasando y lo que pasará,  no los sillones que puedan ocupar. Sin embargo ha hecho todo lo contrario, se ha acercado usted a aquellos a los que preocupa que España marche bien y harán todo lo que esté en su mano para que marche mal. Pues para ellos la consigna es “cuanto peor, mejor”.

    ¿Quiere que le recuerde alguno de esos problemas? Pues verá, son los siguientes: 1.- Políticos, el hecho de que usted aún esté en funciones es un problema que es fiel reflejo de una crisis institucional preocupante, pero a lo que se ve a usted le ha cogido con el paso cambiado, pues trata de encontrar su solución donde interesa que no se encuentre y si se encuentra no sea la que beneficia a España sino a ellos.  2.- Problemas territoriales,  ahí  tiene usted a los secesionistas catalanes afirmando sin pudor que pretenden acabar con España, y amenazan con paralizar Cataluña si  condenan a los que se alzaron contra el orden constitucional de nuestro país en un claro caso de rebelión; sin embargo el Estado pareciera que no se atreve a pararlos cuando hay serias razones para hacerlo. ¿No será que usted mira para otro lado   porque necesita sus votos? 3.- Problemas de convivencia, no solo en Cataluña auspiciados y aplaudidos por el señor Torra, a quien usted recibió en la Moncloa con un lazo amarillo en la solapa como si fuera su igual, también en las Vascongadas, donde los filoetarras homenajean a los asesinos excarcelados impunemente, escrachean a los políticos nacionales sin que pase nada y agreden a Guardias Civiles y a sus novias en los bares. Y en las Islas Baleares, siguiendo la estela de los estrategas del separatismo, se adoctrina en las escuelas y en los institutos y se está arrinconando a nuestro idioma sin que nadie haga nada. 4.- Problemas económicos, las pensiones, sin ir más lejos, no están garantizadas, la caja de la Seguridad Social está vacía, hay una crisis de productividad que viene de lejos, hay un exceso de burocracia por las competencias de las autonomía que rompen la unidad de mercado, el mercado de valores es un caos... 5.- Problemas sociales, hay tres millones de parados y una continua avalancha de inmigrantes africanos que constituyen una bomba de relojería para nuestro país. Pero es que además hay un problema de igualdad, las grandes empresas asfixian a las pequeñas, hay autónomos y falsos autónomos, hay  asalariados con buenos sueldos y otros que trabajan en precario… Todo esto crea un pesimismo emocional que afecta a la confianza en un futuro mejor ¿y sabe lo que eso significa? Claro que lo sabe. Y a lo mejor hasta le interesa que sea así, para que crezca el descontento. Y tenemos el problema de la deuda, señor Sánchez, que estamos endeudados hasta las cejas. Y un déficit galopante.   6.- Problemas educativos, no se está educando bien a nuestros niños y a nuestro jóvenes,  y nuestras universidades no aparecen en ningún ranking mundial de excelencia, y si alguna lo hace aparece en la cola. 7.-  Problemas medioambientales, la UE nos ha denunciado por la contaminación que hay en nuestras ciudades… ¿Quiere que siga? Mejor lo dejamos aquí, no quiero abrumarlo.

  Los problemas expuestos son lo suficiente graves como para acometer su solución urgentemente. Y usted lo sabe. Sin embargo no parece que le preocupen demasiado, al menos no lo demuestra usted ni se deduce de su labor institucional. Lo que a usted realmente le preocupa es conservar el poder,  su máxima preocupación. Su prioridad. Es esta actitud suya tan narcisista la que lo ha alejado de cualquier tipo de entendimiento con los partidos que están a su derecha, pues han visto en usted a un farsante, a un político de postureo que hoy dice una cosa y mañana hace la contraria.   Justificadamente además, pues no es serio que pacte usted con los enemigos de España para ser investido Presidente y al mismo tiempo le pida a la oposición que le echen una mano absteniéndose. ¿Considera usted que esto es serio? ¿La negociación que ha mantenido con el partido de Pablo Iglesias ha sido seria? No lo ha sido, señor Sánchez, toda España pendiente de esa negociación mientras usted y el jugaban al escondite. Si usted sabía desde el principio que no podía haber acuerdo. Si a esta gente los problemas que le he mencionado les importan un carajo, ellos lo que ambicionan es ocupar parcelas de poder para minar los cimientos de nuestra democracia y acabar con la idea de España, a la que detestan.  A ellos lo que realmente les preocupa es que España sea un país respetado, próspero y pujante, que ocupemos un lugar de privilegio en el mundo, que la Monarquía sea aceptada por la inmensa mayoría de los españoles, que seamos una democracia consolidada, que seamos una nación con una historia que muy pocos países pueden esgrimir, que hayamos sobrevivido a la Leyenda Negra y hayamos derrotado al comunismo, todo lo cual convierte a España en una nación de prestigio en el mundo. Esto a ellos les repatea, pues  la quieren débil y dividida.    ¡Mira que ofrecerle a Irene Montero una Vicepresidencia! Una mujer en cuyo currículo no aparece que haya trabajado nunca y que a los 15 años se afilió a las Juventudes Comunistas, de la que sabe usted que no lo va a obedecer, que seguirá las directrices de su insigne marido.  Lo mismo que ha hecho con los filoetarras para gobernar en Navarra y con los secesionistas para ser investido. ¿Comprende ahora por qué le digo que no es usted de fiar? ¿Cómo va usted a gobernar con gente así si es de lo más sectario que ha parido madre y los intereses de España son contrarios a los suyos?

   Solo espero que tenga usted el suficiente sentido común como para no volver a sentarse a negociar con ellos,  no solo porque sería malo, muy malo para España, sino porque cavaría usted su propia tumba política. Lo malo es que ya no va a poder negociar con la derecha. Así que está usted abocado a convocar nuevas elecciones, y esto, que siendo malo es lo menos malo para España, lo ha provocado su ambición de poder, o dicho de otro modo, el haber antepuesto su interés personal al general,  y ahora se encuentra en un callejón sin salida. No de otra forma se entiende que insista usted en que la derecha le facilite la investidura después de haber hecho lo que ha hecho.  Es usted una mala apuesta señor Presidente. La solución a los problemas de España no está a su izquierda, sino a su derecha. Sin embargo,  ha insistido usted en encontrarla en la izquierda. Ha equivocado usted la dirección, señor Sánchez.  No creo que sea usted el hombre de estado que España necesita para abrir esa puerta. Seguro que aún resuenan en sus oídos lo de “¡con Ciudadanos no!” la noche electoral. Eso es odio, señor Sánchez, y desde el odio no se puede gobernar un país. Fue el odio es que nos condujo a la tragedia de la Guerra Civil.

  ¿Sabe usted lo que yo haría si me hallara en la misma tesitura en la que se encuentra? Ser honrado, admitir que me he equivocado, que he cometido  errores de bulto impropios de quien aspira a regir los destinos de España. A tal fin  convocaría un pleno en las Cortes Generales para explicarlo todo y expondría la situación de manera clara, concreta y concisa. Pediría a la derecha iniciar negociaciones serias  para llegar a un pacto de Estado y abordar los problemas que nos aquejan.  Y si el pacto no es posible, convocar nuevas elecciones. Esto sería actuar con sentido de Estado, señor Sánchez.
   Esto o echarse a un lado y que el Rey nombre otro candidato, de su propio partido o de otro, que intente la investidura con más garantías que usted.  Atrévase a ser grande, señor Sánchez, porque hasta ahora  todo lo que ha hecho es propio de un enano.  ¿O es que padece usted de mal de altura?
   No le entretengo más, seguro que tiene usted asuntos personales que atender. Solo una última cosa: séale usted infiel a su palabra, a sus socios, a sus promesas, a lo que usted quiera si ello le aporta beneficio a usted y a su partido, pero nunca le sea infiel a España, no imite usted a su compañero de partido de infausto recuerdo, ese que  responde al nombre de Zapatero. Sería trágico que lo hiciera.

   Con mis mejores deseos en este día 7 de agosto de 2019, onomástica de San cayetano, patrón de mi pueblo y padre de la providencia. 
  
     

 

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