¿Fe en el hombre con
lo que está cayendo? Ni de coña. La fe que se puede tener en el hombre es la
que uno tiene en sí mismo para intentar ser hombre. Creo más en el perro que ha
salvado 29 vidas en el terremoto de México que en esos jóvenes que han evitado
un suicidio en Londres. Así de triste es la cosa. Y no es que yo le reste valor
a ese bello gesto que yo emularía sin pensarlo, pero no es con gestos aislados
como el hombre se gana el derecho a que se tenga fe en el hombre.
Cuando veo que hay
padres que se llevan a sus hijos, niños de corta edad, a utilizarlos como
escudos contra la Policía, a los que se
adoctrina en el odio y la xenofobia a lo español ¿cómo se puede creer en el
hombre? ¿Se puede creer en el hombre que es capaz de llevar al desastre a una
nación por ocultar sus miserias? ¿Se puede tener fe en el hombre que es capaz,
mediante técnicas de marketing político y cultural, imbuir en un millón de
personas el odio a España y la xenofobia a los españoles? Porque el día que se
descubra lo que realmente hay detrás de la criminal actitud de los que
gobiernan Cataluña muchos catalanes de buena fe se darán de cabezazos contra la
pared, al saberse utilizados obscenamente para que ellos, sus gobernantes, salven su pellejo por su pésima gestión y su
latrocinio.
Todos nos esmeramos
en representar la comedia de la vida, de
que somos buenas personas y ejemplares
ciudadanos, pero en absoluto lo somos, de hecho nadie es bueno
porque no sabemos qué es ser bueno, ni para qué sirve ser bueno, de hecho, ser
“bueno” puede ser hasta contraproducente.
Ahí tenemos a nuestro ínclito Presidente señor Rajoy que ha confiado en
lo que alguien le ha dicho de que no iba a pasar nada y mirad si ha pasado, con
lo que tenemos que darle la razón a Freud cuando dijo que «los buenos son los
que se contentan con soñar aquello que los malos hacen realidad». Así que hala,
a soñar, que no cuesta nada y pensar que lo de Cataluña lo va a arreglar la
bondad y la buena fe.
Nos esforzamos por convivir,
por disimular nuestras pasiones,
reprimimos nuestros impulsos más
primarios, ayudamos a los demás como
forma de ayudarnos a nosotros mismos, nos relacionamos unos con otros para no
enloquecer, para disimular que no nos soportamos ni a nosotros mismos.., pero
enfrentados a la realidad de la vida cada cual va a lo suyo, esto no hay quien
lo cambie, y la realidad de la vida es que hay que ganarse el pan. Esta
realidad es que han sabido explotar muy bien los nacionalistas inculcando ideas tóxicas en los catalanes,
pintándoles una arcadia feliz en su Catalonia y demonizando a España, la nación
represora de las libertades catalanas.
Siempre estaremos
solos, siempre nos acompañará la angustia de la existencia, siempre buscaremos
maneras de resistir, siempre buscaremos enemigos para justificar nuestros
actos, y cuando todo nos falla nuestra única opción es poner nuestra fe en Dios
si creemos en él, porque sabemos que el hombre jamás se puede confiar. ¿Cómo se
puede creer en el hombre si su estupidez no tiene límites? ¿Cómo se puede creer
en ese hombre que predica una cosa y hace la contraria? Ahí tenéis el ejemplo
de la izquierda de nuestro maltratado país, de ese partido llamado “Podemos”,
que se manifiesta contra la xenofobia y el machismo y se alía con el
nacionalismo excluyente y xenófobo que pretende destrozar a España sin pudor. ¿Y
ellos son los que se tienen por patriotas? El patriotismo es el amor a la
patria y ellos rezuman odio. ¿Y sabéis
por qué? Porque la derecha les ha ocupado espacio y los ha dejado sin
argumentos, y para compensar se arriman a lo más rancio y ruin del planeta. ¡Si Marx levantara la cabeza! Ahí tenemos a la señora Colau, que tanto habla de defender
derechos y democracia y a la que no importaría que España se vaya al carajo, debería
aprender del activismo del PP y del PSOE en el País Vasco durante los años en
que la banda etarra tenía secuestrada a la sociedad vasca mediante el terror.
¡Eso sí era defender la libertad y la democracia jugándose la vida! Y no ella,
una recién llegada que se tutea con los afines a Bildu y reciben a Otegui como un
hombre de paz en Cataluña y llaman fascista a Juan Manuel Serrat. Así que lecciones de democracia, ninguna,
señora Colau. De tener fe en usted y sus
postulados, mucho menos, señora.
Tendríamos hoy un
poco más de fe en el hombre si el PSOE se hubiera sacudido sus
complejos y hubiera formado gobierno de coalición con PP y Ciudadanos, pero ni
siquiera fue capaz de votar en el Congreso el apoyo el Gobierno en el conflicto
catalán. Si hubiera tenido visión de futuro y Sánchez fuera un hombre de Estado
esa coalición se hubiera producido y se hubiera evitado que llegáramos a esta situación de angustia e incertidumbre, y
hoy no estaría dividido y sería un partido en el que confiarían los españoles. Pero
prefirieron arrimarse a Podemos y “entender” a los soberanistas que odian y
menosprecian a España antes que aliarse
con el PP porque es un partido corrupto, ¡como si ellos fueran inocentes! Lo
que pasa es que su líder no es líder de nada, es un inepto, un hipócrita. ¿Fe
en el hombre? Desde que Hobbes, en un alarde de lucidez lo calificara como un
lobo para el hombre la fe que pudiéramos tener en él se vino abajo. Por eso inventó a Dios y los que acabaron por
no creer en él inventaron el comunismo.
Es en estos casos, en estos momentos de
angustia e incertidumbre, cuando se manifiesta en toda su crudeza la soledad
del hombre, de ese hombre que sufre y se angustia cuando mira a su alrededor y se
sabe solo. Si nuestros políticos no
saben solucionar el conflicto de Cataluña, y hasta ahora no han sabido hacerlo
ni parece que tengan las ideas claras de cómo hacerlo, tal vez España debería echarse a la calle y que
su clamor se levante por encima de su incompetencia y les digamos que lo
arreglen ya y sino que se vayan y dejen paso a otros.
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