Lo digo aquí y ahora –lo mismo que aplaudí días atrás a Stephen Hawking
en mi muro de Facecbook por decir que “no había ningún dios”, porque si esa es su convicción como
científico su obligación es manifestarlo-, que sería injusto que no hubiera ningún dios, pues injusto es que quienes hacen bien en esta
vida y procuran la felicidad de sus semejantes mueran exactamente igual que quienes merecen el mayor
de los castigos, mientras que si hubiera un dios ya se encargaría él de que a
los malos su maldad no les saliera gratis.
El día que yo tenga la certeza absoluta de que
esto es así, habré muerto.
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