—“El amor está ligado al fuego y a la palabra, la palabra logra conmover, prende el fuego de las emociones e inflama nuestra mente, ilumina una fe que brota a su influjo y transforma nuestro código genético predisponiendo todo nuestro ser a actuar, materia y espíritu se identifican y dan lugar a un poderoso sentimiento que el fuego de la palabra prendió: el amor”.
—¿De quién has aprendido eso? –preguntó
ella.
—De Dios –respondió
él.
—¿Tú crees en Dios?
–volvió preguntar ella.
—Claro –afirmó él- por Él creo en ti.
—¿De verdad crees en mí? –ilusionada ella.
—Si no creyera en ti
no hubiera aceptado la manzana.
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