jueves, 16 de mayo de 2013

INMACULADA SENCILLEZ




 Las sábanas siempre han sido blancas, pero desde que Newton descompuso la luz se vistieron de color  para alegrar los lechos. El color incita, y en la vida si no provocas no saboreas. La blanca palidez de la nieve, sábana extendida sobre el prado,  lo es todo, su luz blanca deslumbra, mas no  provoca. El rojo, en cambio,  es su paradigma. El rojo está en las rosas y en las amapolas, en las fresas y en las cerezas, y en algunas aves,  pero es excepcional en la naturaleza, tal vez por eso atrae tanto. Y provoca.  Y sugiere. Y tienta. Sin embargo no tiene la poesía del blanco de los almendros en flor. “Ponle color a tus sueños”, y la inmaculada sencillez del blanco colapsó. ¿Dónde estarán las sábanas de holanda, nobleza finura que el poeta ensalzó?: Compadre, quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda… Por decenas se cuentan las clases de sábanas, de colores y de seda, de lino y de satén, pero ¿qué poeta las canta? ¡Ay, cuándo las sábanas eran poesía y eran blancas!


No hay comentarios:

Publicar un comentario