domingo, 3 de diciembre de 2017

EL ZOMBI DEL POLÍGONO


   

    Yo no creo que haya zombis propiamente dichos, aunque como dicen los gallegos respecto a las meigas, haberlos ahilos. La sociedad esta llena de zombis, por desgracia. 

  Pero el caso es que voy a tener que creer que los hay, aunque el de mi caso no llega al nivel que llegaron aquellos zombis de la película "La noche de los muertos vivientes", que eso es lo que son los zombis, muertos vivientes que, por serlo, matan a los vivos para que todos sean iguales, al fin y al cabo lo que persiguen las ideologías que  sueñan con imponer el pensamiento único, propio de los regímenes totalitarios: que nadie disienta, que el pensamiento muera y solo prevalezca el de quien manda. Y si alguien diverge se le persigue y se le convierte en zombi. 

   Pues yo ta he tenido dos encuentros con una especie de zombi. El primero fue hace un año, y este año, hace unos días, el segundo. Lo cual es para para mosquearse, vamos que del castaño oscuro se ha pasado al negro. Si me pasa una tercera voy al programa de Iker Jiménez. 

    Iba yo tan tranquilo dando mi caminata matinal por uno de los polígonos industriales que hay por donde vivo, y he aquí  que veo venir hacia a mí a un individuo que ya en la distancia me pareció un zombi, por la forma de andar. "Un borracho" -pienso para mí. Pero a medida que se acercaba a mí ya no me parecía un zombi, ¡es que lo era! Los pelos de punta se me han puesto. 

   Al pasar a mi lado el tipo ni me miró, como si yo no existiera, tenía el color del azufre en su cara, feo, feo. Aún así, más asustado que alarmado le llamé la atención:«Perdone, ¿le ocurre algo? ¿Necesita usted ayuda?», le pregunté sin tenerlas todas conmigo. Entonces el tipo se para, se vuelve hacia mí y me dice: «No, gracias ¿no ve que estoy muerto? Y usted también lo está ¿es que no se ha dado cuenta?». Y siguió su camino. 

    Estoy por ir al médico.

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