martes, 17 de septiembre de 2013

ES LO QUE HAY





    Ahora es una palabra que pertenece al pasado en cuanto la pronuncias, como todo, o casi todo, porque puede que haya algo que permanece que desconozcamos.  Pero en comparación con el dolor el ahora es tan efímero como un suspiro. 

   Lo peor del dolor no es el dolor mismo, sino la ansiedad que te transmite, que lo multiplica y aviva. 

   Uno no ha venido a este muno a sufrir, sin embargo no podemos escapar al sufrimiento. El propio de vivir y el de no vivir, no hay escapatoria a no ser que elijas la muerte. 

   El mayor sufrimiento es descubrir que, quien tú creías que te quería, nunca lo ha hecho a pesar de que no ha dejado de repetírtelo.  

  Perder a un ser querido causa dolor, pena, sufrimiento, congoja, pero pareciera que la naturaleza se defiende de estas pérdidas por el camino de la resignación.  La traición es otra cosa. Comprobar en un instante que siempre has estado solo, que todo ha sido un espejismo, que no solo nunca has sido querido como tú pensabas, antes bien, has sido menospreciado cuando no odiado, te causa tal amargura que desarma en ti tus defensas contra el mal y le da cabida. 

  Pero luego, desde la lucidez de tus principios, no puedes menos que pensar: "es lo que hay". Y seguir esperando otro ahora.

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